Comienza como cualquier sesión de relajación típica: te tumbas en una colchoneta sin zapatos ni prendas incómodas, cierras los ojos, respiras profundamente y prestas atención al radiocasette.
La voz te guía a través de tu interior. Te pide que te metas dentro de ti, como si estuvieras en un desván desordenado, que cierres la puerta y dejes fuera toda lógica o razonamiento.
Luego te pide que mires las cajas que contienen tus problemas, pero te advierte de que no te dejes llevar por ellos, no te inmerses en ellos.
Y todo el tiempo te pregunta "¿qué sientes?" con cada problema, recuerdo, preocupación, pensamiento, y demás que tropiezas entre las cajas.
El objetivo es analizar tus sentimientos, hacerte consciente de lo que piensas y sientes de verdad sin censuras, sin negártelo a ti mismo, como hacemos muchas veces para seguir adelante.
Porque se ha demostrado que para estar en paz con nosotros mismos, tenemos que ser amigos de nuestros sentimientos. Ser sinceros. Aceptarlos y convivir con ellos, sin intentar rehuirlos.
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