un cáncer de días añófago y maligno...



No podía describirlo. Y menos en una palabra. No porque fuera algo indescriptible. Simplemente estaba en la dimensión desconocida. No sabía lo que era más allá de la teoría. Y es que yo nunca me había enamorado.
No me importaba. Yo era preciosa, sabia, hábil y muy poderosa, lo tenía todo, bueno, casi todo.
Pero aquella pregunta me descolocó por completo "¿qué es el amor? Defínelo brevemente desde tu experiencia."
No me había parado a averiguarlo. Tenía mejores cosas que hacer. ¿Qué clase de desafío era ese?

-Creía que ibas a proponerme un desafío, ¿a qué ha venido esa pregunta?
-En todo lo que te conozco, has sido la persona más perfecta del mundo: tus puntuaciones en todos los desafíos, decisiones y reyertas son perfectas, tu comportamiento es intachable, todo el mundo dice maravillas sobre ti, tienes dotes artísticas innatas, y la complexión y talento de una atleta profesional, y tienes una gran cantidad de admiradores y la inteligencia de una diosa. Eres elegante, bondadosa, discreta, valiente, responsable y mucho más. Pero ni siquiera tú puedes ser absolutamente perfecta.
-¿Te molesta que se me dén bien tantas cosas?
-No se trata de eso. Solo que esta vez me propuse algo que ni siquiera tú pudieras hacer. Lo que llamo un verdadero desfío.
-El amor no sirve para nada. Menos todavía para mi misión: proteger a la humanidad de los peligros del exterior.
-En todo este tiempo, lo único que has necesitado para ser la guardiana de los dioses es el Amor, porque ¿sabes lo que es amarse? Amarse es un desafío, una incertidumbre nada segura que vale más que todas las religiones.