Buscar este blog

Vidas compartidas

 Hoy me he dado cuenta de que las personas son tan pequeñas y tan efímeras… es realmente muy difícil, porque solo percibimos nuestra vida y la de los de alrededor, pero ayer visité el blog de un amigo. ¡Cuánto habían cambiado las cosas! Hace solo dos años que éramos una parte importante de la vida de cada uno. Y ahora él está lejos aunque hablemos y nos abracemos igual que antes. Está lejos como todos. Ya no soy su vida, ni yo ni los demás, sino personas completamente diferentes que en un año se han convertido en todo para él.

Y me paré a pensar en mí. En cuánto cambia la vida en un año, y sin embargo, todos los días nos parecen iguales. En cuántas personas que habían sido parte fundamental de mi existencia, están lejos como él. En cuántas personas desconocidas aparecieron para ser mi presente. En todas las personas que añoro sin darme cuenta: personas que odio, que ya desconozco, que quiero, que saludo, que no veo desde hace siglos…
Las personas entran y salen de nuestra vida todos los días. No importa la duración de la relación tuvimos con ellas, porque un pedacito de ellas se queda con nosotras para siempre y a veces, pellizca nuestro corazón haciendo que la recordemos, que la echemos de menos, que volvamos a quererla o a odiarla.

No importa la forma, todo el mundo acabará desapareciendo de tu vida. Pero no te preocupes, no solo llegarán otras personas a sustituirlas, hay unas pocas que se quedan para siempre, como si un hilo fino como papel y fuerte como el titanio las hubieran unido, y se tensara de vez en cuando, dando a entender que un extremo del hilo necesita al otro por muy lejos que estén o por mucho tiempo que haya pasado.

Tú te fuiste, él se irá, ¿que será de las piezas de mi corazón? Sin él, sin vosotras, sin ti.
Vosotras sois los extremos de mi hilo.


Nuestras huellas no se borran de las vidas que tocamos.

No hay comentarios :

¿Qué opinas?