––Estoy para responder y enseñar, niña.
––La inocencia... ¿cuándo se pierde? ¿Cuando un niño coge una espada? ¿Cuando deja de ser amamantado?
––La inocencia, pequeña pupila, se pierde cuando un niño aprende su nombre.
––¿Cuándo aprende su nombre?
––Todos los hombres llegan al mundo con un precio. Ese precio es su nombre: el heredo de..., el hijo de..., el señor de... Y en ese momento, cuando sabe quién es, es cuando deja de comportarse como los otros y empieza a comportarse como su nombre le indica que debe hacerlo. Para algunos es ser orgulloso, para otros justo, para otros aterrador... Y entonces, cuando los demás saben quién es, y esto es, no solo conocer su nombre, sino su actitud, pues esto también forma parte de quién es, actuarán en consecuencia con quienes ellos son: obedecerán sus órdenes, o le ordenarán lo que quieran; apostarán por él o lucharán con el enemigo; serán seguidores fieles, o traidores... y así comienza el juego de nobles y vasallos. Lo importante es ser más sagaz y sutil que el resto porque en el fondo, todos son esclavos de los demás. Recuerda, todo empieza cuando sabes quién eres; cuanto antes sea así, más control tendrás sobre las circunstancias y entonces solo dependerá de ti el ser víctima, o verdugo.
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