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––Niña, el mundo es traicionero,


pero no debes temer a nada ni a nadie. ¿Por qué habrías de tener miedo?
––Maestro, hacéis esa pregunta como si yo fuera invencible. Y si realmente lo fuera, os respondería que no hay ningún motivo por el que debiera temer a nada.
––Querida pupila, estás equivocada. Los hombres hacen los acontecimientos. Hay acontecimientos terribles concebidos por su crueldad, pero recuerda esto pequeña, en el momento en que temas a alguien, eres suyo: te conviertes en su esclava. Solamente tu fuerza interior te puede liberar. Combate al miedo con ella, escóndelo y nunca se lo muestres al enemigo.

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