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Dicen que
una vez se van las palabras, no vuelven. Así que es necesario pensar bien lo que decimos. Nunca sabemos las puertas que nos puede abrir una sola palabra: aprobar un examen, salir con la persona a la que amamos, conseguir algo que no hubiéramos conseguido con ninguna otra palabra: una sonrisa, un premio, un beso...
Una palabra puede marcar la diferencia entre la victoria y el fracaso.
Y como no tenemos la capacidad de saber lo que piensan los demás, encontrar las palabras exactamente adecuadas para cumplir un sueño, es difícil, incluso improbable.
Improbable. Solo improbable.
Por eso a veces sucede.
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