Cuando había un problema

se hacía el silencio y soltaba una bonita mentira. Una mentira rosa, perfecta que lo arreglaba todo. Una palabra falsa y de repente toda su dimensión se cargaba de felicidad.

Ayer, hoy, mañana... no eran más que recuerdos congelados envueltos en papel de regalo.

Y la verdad estaba dentro, se quedó en otra vida. La gente de su alrededor vivía en los mundos que él había creado.

Solo él conocía el color de la realidad.