Un corazón se asemeja mucho a un jarrón:
Una vez que lo rompes, a propósito o sin querer, no hay vuelta atrás.
Puedes disculparte e incluso te podrá perdonar, pero seguirá roto.
Incluso puedes hacer todo lo posible por unir de nuevo las piezas, pero aún así nada volverá a ser tan sólido y bonito como antes.
No hay comentarios :
¿Qué opinas?