Quiero saber en qué otra masa de nervios y de sangre se acumuló tanta ansiedad de existir como en la mía. No me digáis que mi pasión es la de la muerte, porque he asilado al amor hasta asombrar sus selvas; hasta escribir “pasión de vida” cual si grabara un binomio en la roca; hasta comprender que los muertos no son falsas energías frustrándose; hasta oponer mi existencia a los fallidos acontecimientos del sol.
Fue así, a través de un mar no vasallo sino hermoso y heroico; un joven mar que ejercita diariamente sus músculos en raudas palestras; un mar que vive una vida codiciada por mi espíritu hasta la última gota, como entendí la realidad de tu escultura física…

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