¿Y tú? ¿Qué deseas hoy?

Eran vacaciones de verano. Melia abrió los regalos de su diecisiete cumpleños. Unos botines, un libro, un perfume, un disco de su grupo favorito, un peluche... pero lo que más llamó su atención fue un cuaderno. Era muy fino, solo siete hojas con las fechas de los próximos siete días respectivamente. El cuaderno tenía unas pastas de cartulina roja, y en medio, un título grande e irregular "¿qué deseas hoy?" La joven encontró extraño el regalo, pero lo supuso como una especie de amuleto que hacía tus deseos realidad.

Nada más despertar el lunes apuntó "deseo que Claudia se cure hoy". Claudia era la prima de Melia. Había tenido una infección y llevaba desde hacía un par de semanas fastidiada, por lo que no podía hacer nada: ni salir, ni divertirse, ni tomar el sol, ni bañarse en la piscina... nada. Melia quería que Claudia estuviera bien de una vez, y pudiera disfrutar como ella, pero lo cierto es que no se creía que fuera a recuperarse nada pronto. Y efectivamente, no lo hizo.
El martes escribió "deseo ir al concierto de esta noche con Bran". La joven estaba contenta porque estaba segura de que esta vez su deseo se cumpliría, ya que eran una pandilla muy grande y seguramente alguien que fuera amigo suyo acabaría invitándolo. Pero no fue así, nadie lo invitó, ni siquiera Melia por temor a ser rechazada.
El miércoles puso "deseo hacer una fiesta sorpresa a Kira". Kira era la mejor amiga de Melia y ya que se iba a estudiar a Londres, tenían que despedirla a lo grande. Así que Melia quería hacer una fiesta sorpresa. Esa misma noche invitó a sus amigos a casa, encendió la música y sacó lo que tenía para picar, pero no salió muy bien. No acudió casi nadie y la comida era muy escasa. Antes de lo previsto ya se había marchado todo el mundo.
El jueves, escribió "deseo irme hoy a la playa con mis amigos". Así que la chica decidió preguntar a sus padres si podía ir, pero a pesar de sus intentos de convencerles, no se lo permitieron entre que si estaba muy lejos, que si no merecía la pena, que si tal y que si cual. Melia tuvo que conformarse con permanecer en casa y perderse la lluvia de estrellas que habría esa noche.
El viernes escribió "deseo ir al parque de atracciones". Habían abierto recientemente un nuevo parque temático y Melia quería estrenarlo con sus amigos. Esta vez todo tenía que salir bien así que se dijo que iba a organizarse y conseguirlo. Por ello, intentó contactar con sus amigos, pero como solo dio con un par, esperó a verlos a todos, y propuso ir a parque de atracciones, pero como no se ponían de acuerdo, esperó a que se decidieran. Al final se les hizo tarde y no pudieron ir.
El sábado escribió "deseo terminar de una vez el trabajo que me mandaron para verano". Así que se puso a ello desde que se levantó. Estuvo buscando las respuestas pero eran muy difíciles. Aprendérselas enteras le llevaría años si es que podía llegar a conseguirlo alguna vez, por ello decidió dejarlo y no terminó el trabajo.

Solo quedaba una hoja, pero Melia decepcionada, pensó que no merecía la pena. Guardó el cuaderno en un cajón que no volvería a abrir.

Aquella noche no durmió del todo bien. Tuvo un sueño muy caótico. Parecía escuchar una conversación a través de una radio. "Sí, pero el cuaderno no tiene una sola línea en cada hoja, tiene muchas, y todas son necesarias para que el deseo se haga realidad. Organización. "¿Acaso ha creído que la magia existe? Pretende que todo se cumpla sin esfuerzo, sin trabajo." "Y ni siquiera cree en lo que ella misma quiere". "A veces ni siquiera hace nada por conseguirlo". "Es verdad, o a lo mejor se rinde en cuanto se le presenta un obstáculo". "¿Dónde se ha visto que alguien deje que manejen su vida? Así no se triunfa. Cuando quieres algo, o lo quieres de verdad o nunca lo has querido. Y haces lo que sea sin importar lo que diga el resto" "No se da cuenta de que su vida es ahora y de que solo es suya. Que nunca se deje usar. Que nunca ceda". "Tranquilos, calma -Melia se dijo que la voz que estaba poniendo orden era igual que la suya-. Tenéis razón, por supuesto, pero no podemos olvidar que aún la queda un deseo y que es humana y debe aprender de sus errores. Por eso está escuchando detrás de la puerta". Y en ese momento la niña despertó.

No volvió a sacar el cuaderno del cajón la mañana de domingo. Pero no importaba. Fuera cual fuere su deseo, necesitaba muchas cosas para que se hiciese realidad, pero no un cuaderno.