Requisitos:
-Hacer las tareas en el orden escrito sin pasar a la siguiente antes de haber compeltado la previa.
-Debe hacerse por medio de un programa informático de escritura como Microsoft Word, a mano no es viable.
1. Haced una tabla con dos columnas y dos filas en el Word.
2. Escribid una lista con todas las cualidades y defectos vuestros que se os ocurran de todo tipo (físicos, psicológicos, sociales, de inteligencia, artísticos...) en cada columna (las filas superiores de ambas columnas son para los títulos, por un lado "cualidades", y por otro "defectos"). Podéis hacerlo desde lo que pensáis vosotros, desde lo que creéis que los demás sienten frente a vuestros actos, preguntando a otros (incluso podéis apuntar al lado de cada cualidad/defecto el nombre de quien os lo ha dicho)...
3. ¿Lo tenéis?
Bien, entonces quiero que numeréis por un lado las cualidades y por otra los defectos. Aseguraos de que el número de cualidades es superior al de defectos. Cuanta más diferencia entre ambas cantidades, mejor, ¡pero siempre más cualidades!
4. Ahora vais a colorear la columna donde están todos los defectos, de un amarillo muy clarito, o gris blanquecino... algún color que no se diferencie apenas del blanco del papel, pero que se diferencie un solo poquitín. No coloreéis el título de "defectos", dejadlo como está. Tan solo cambiad el color de los defectos en sí.
5. Guardadlo con el título de "Yo", "Mis cualidades", "Mi personalidad", "Soy único"... o alguno parecido, en un sitio donde lo vayáis a encontrar facilmente o donde pueda llamar vuestra atención.
¿Para qué os ha servido hacer todo esto? Quizá algún día olvidéis que habéis creado ese documento (por eso os pedí que lo guardarais en un lugar visible), pero si no lo hacéis, cuando dudéis de vosotros mismos, cuando estéis tristes, cuando alguien os diga que no valéis y cometáis el error de creerle, cuando la presión, el pesimismo, el dolor os puedan, abrid este archivo. Así veréis que tenéis un montón de cualidades y de cosas que merecen la pena en vosotros. Así no olvidaréis que también tenéis defectos, porque sois personas y ninguna es perfecta, pero que esos defectos son nimios en comparación con vuestras cualidades, tanto que no merecen ser leídos ni mencionados, porque cualquier virtud vale más que todas las debilidades, puede desarmar todas las flaquezas y corregir los fallos pasados; y que tenéis un gran potencial como para dejaros herir, pisotear y que corten vuestras alas. Así no os derrumbaréis, porque os daréis cuenta de que vosotros podéis, de que vuestro dolor debe ser olvidado, que es mentira que no valéis, que no hay nada que pueda venceros. Y que eso es lo único que necesitáis para seguir adelante: no olvidar quiénes sois.
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