Creo que es necesario que nos replanteemos el mundo (de ahí el nombre de "replay") porque algo está fallando en la sociedad cuando las acciones de una empresa suben al despedir masivamente a un elevado número de trabajadores, cuando hay más actores que policías en un país o cuando se invierte más dinero en el decorado de las fiestas que en investigación en tratamientos contra enfermedades mortales. Por eso es improtante que, aunque sea largo, lo leáis y olvidéis lo que os han contado.
Voy a narraros una historia: a un chico, buen músico, le ofrecieron la oportunidad de formar parte de un grupo musical que se haría muy famoso. Este chico rechazó esa oportunidad por estudiar derecho, no porque no deseara convertirse en un famoso batería, sino por la presión de la gente que le rodeaba, entre ellos, su familia. No hay día que el chico no se arrepienta de haber elegido estudiar una carrera. Dicho así, puede pareceros que hizo bien escogiendo esa opción y que es lo que vosotros hubiérais hecho, pero si os dan a elegir entre ser una persona famosa, rica y reconocida mundialmente haciendo algo que te encanta o elegir algo por lo que te pasarás la vida luchando sin llegar a destacar jamás entre los 6000 millones de personas que somos en el mundo (al menos en la mayoría de los casos) apuesto a que la mayoría cambiaría de opinión. Porque aunque nuestros padres nos hayan enseñado que el que estudia es el que triunfa, la sociedad no se corresponde en absoluto con esa opinión.
¿Entonces por qué tal educación que no nos dice lo que todo el mundo piensa? Inseguridad, señores. Para triunfar hay que luchar. Para luchar hay que tener seguridad. De esta forma, las personas seguras controlan a las inseguras mediante un sistema que impide que las personas inseguras tomen el poder puesto que se ha creado un sistema de asegurar el futuro de personas inseguras: escuelas, colegios, universidades, educación que te asegura un puesto, con su sueldo, su estabilidad en algún lugar y que permitirá comprar comida y tener un techo. Ese puesto será mediocre seguramente, pero al fin y al cabo cubrirá las necesidades que toda persona teme arriesgar si no sigue el plan de vida establecido por los leones de arriba.
La hipocresía está en que esos leones quieran fomentar con palabras el estudio de carreras universitarias mientras se fomenta con hechos todo lo contrario. Existe una larga lista de actores, cantantes y deportistas que todos conocemos ¿pero cuántos nombres de científicos y médicos podemos decir? Y mientras, nos ofrecen toda clase de lujos si nos convertimos en alguien totalmente inútil para la sociedad y una cuarta parte de esto si trabajos para que el mundo progrese. Os contaré un secreto, los idiotas del gobierno esperan que elijamos la segunda opción.
Creemos que alguien que no ha estudiado una importante carrera, es más tonto por haber tenido una educación más breve, pero lo que rige esa decisión es un pensamiento bastante inteligente, llamémoslo realista o práctico: ¿para qué estudiar? Si te puedes hacer más importante que cualquier universitario con aprender a tocar un instrumento o dibujar caricaturas, ¿para qué estudiar?
Son trabajadores de a pie, con su formación, los que hacen que el mundo progrese, pero ya que fomentamos los trabajos inútiles, no esperéis que haya un futuro, porque entonces todos serán futbolistas, cantantes y actores. Y quien no tenga un talento para esto siempre puede llamar a cualquier canal de televisión y decir que se acuesta con fulanito.
Por otra parte está el hecho de que las personas que estudian estas carreras lo hacen por "solidaridad", para realizarse, para ayudar a los demás. Aunque teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad consumista y que nos han enseñado a valorar el dinero por encima de todo, la gente así es un mito, porque todos necesitamos comer, porque nos han creado otras necesidades que en una época anterior no teníamos y que ahora necesitamos abastecer, y porque la sociedad no puede imponer a alguien, algo que le ha enseñado que no es así. La verdad es que los puestos mediocres de los que hablábamos, pueden llegar a ser potencias mundiales si dejamos de lado la hipocresía y se lleva a cabo lo que se dice, si intercambiamos papeles en cuestiones de sueldos, reconocimiento y horarios con las estrellas de la tele, y si fomentamos la seguridad.
Necesitamos héroes para que el mundo avance, pero nuestros héroes, los que admiramos y conocemos, son incapaces de hacerlo. ¿Dónde están entonces los de verdad? Son ciudadanos corrientes que ya no son admirados, ¡y cada vez quedan menos! porque nosotros les hemos obligado a abandonar, porque salvar el mundo no les servía para nada, no les era beneficioso, es más beneficioso ser inútil, por eso nadie quiere ser un héroe de verdad.
El hombre tiene que aprender a sacrificar sus deseos por el bien común si desea tener un lugar en el futuro del mundo.

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