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El examen constaba de una parte tipo test, y otra de dos preguntas cortas.
Una de ellas, la segunda, preguntaba sobre los derechos de los pacientes y sus familias.
Todos podemos deducir facilmente esos derechos, por lógica y cultura general, y saber más o menos, estudiemos o no la salud, en qué consisten, ya que la salud es una parte fundamental de nuestra vida, y todos hemos ido al médico más de una vez, desde niños, de hecho, en la actualidad la mayoría abrimos los ojos por primera vez en un centro hospitalario.
Pero hay un derecho, uno en especial, el último de los que he estudiado, que me llamó la atención, y se convirtió inmediatamente en mi favorito.
El derecho a la esperanza.
Sí, el derecho número diez de los pacientes y sus familias es el derecho a la esperanza, a tener una visión de futuro positiva con respecto a su enfermedad.
Derecho a tener ánimo, fe, ilusión.
Todos los pacientes y sus familias tienen derecho a vivir ilusionados. No solo enfermos, discapacitados, familiares... todo el mundo tiene que tener derecho a tener esperanza. Todos deberían tener esperanza.
¿Alguna vez lo habíais pensado?
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