Si logras encariñarte de algunas personas y no dar valor a sus opiniones por encima de las tuyas. Si logras olvidar las críticas y los insultos que te han dedicado a lo largo de tu vida. Si consigues enfrentarte a cualquiera y mantener firmes tus criterios. Si consigues controlar tu temperamento hasta el punto de no sufrir por la decepción de alguien. Si no permites que tus sueños se reduzcan a cenizas ante las imposiciones de otros. Si eres capaz de todo eso... puedes considerarte relativamente invencible. Porque ser uno mismo y no amedrentarse en el intento no solo es de valientes, también es de vencedores.
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