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Recuerdos

¿Cuándo los recuerdos se convierten en fantasmas? ¿En sombras que asolan nuestras vidas? Yo diría que es cuando mueren. Parece paradójico, porque si un recuerdo muere, solo queda el silencio del olvido, la quietud del vacío, la ironía del tiempo. Solo brisa antes de ti. A veces los recuerdos despiertan del letargo. A veces no quieren desaparecer del todo. A veces vuelven para atormentarte, para darte una lección, incluso para ampararte. Se convierten en espíritus dispuestos a esconderse en algún recoveco de tu memoria por mucho que desees ahuyentarlos, en poltergeist de la mente. Y eso no tiene por qué ser nocivo. Cuando los aceptas, cuando permites que salgan del abrazo que hay entre las tinieblas de la muerte, reviven. Los perdonas, te perdonas. Entonces ya no hostigan.



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