A lo largo de nuestra vida perdemos muchas cosas. Muchas de ellas son cosas importantes, cosas que queremos de verdad, cosas sin las que no sabemos cómo ser felices y que también se llevan una parte de nosotros que deja un vacío. Pero no importa cuánto hablemos de ellas, cuanto tratemos de evocarlas o cuántos textos nos ayuden a escribir y cuánto luchemos por recuperarlas. Tenemos que aceptar que se fueron porque no van a volver jamás.
Y es difícil.
Pero a veces, gracias a soltar aquellas cosas y dejar de intentar cogerlas de nuevo, logramos agarrar cosas todavía mejores.
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