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Abril no se casa con septiembre, ¿y nosotros?

Tú eres junio y yo diciembre. Tú verano, yo invierno. Para mí eres demasiado popular, demasiado querido, demasiado acogedor, demasiado cálido, demasiado desenfrenado. Eso es lo que admiro de ti, por eso me gustas, me enamora la posibilidad de que llenes de afecto y de bochorno mi estación. Pero yo soy demasiado fría, demasiado oscura, demasiado cortante, demasiado seca, demasiado solitaria. Somos demasiado diferentes, impredecibles el uno para el otro. ¿Funcionará? ¿Serás tú quién diseñe las arrugas en mi rostro a través de los años, de las sonrisas, de las discusiones... de las aventuras juntos? A veces quiero un sí. A veces creo un no. Pero hoy eres mi estación segura, donde quiero depositar mi hielo, calentar el corazón y quemar mis muros. Eres el sol vivo y voraz iluminando entre mis ramas muertas este amanecer que ya dura tantos meses, y de momento sigues siendo mi estación del año favorita.


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