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Crítica de una hija

Papis y mamis: ¿por qué?
Padres y madres, como hija tengo una queja para ustedes: ya sé que educar a un hijo no es fácil, pero juegan con la ventaja de haber sido hijos antes, y por tanto, pueden entenderlos. Pero no, no se molestan, es más fácil imponer y mandar, y si no funciona, castigar. Son unos egoístas, tienen sus ideas y punto, la perspectiva de los hijos no es válida. No preguntan, solo exigen, y por eso no se dan cuenta de que a veces se equivocan, especialmente porque cada persona, cada hijo es un mundo, no piensa de la misma forma y no le afectan igual las cosas. Ustedes no se toman la molestia de conocerlos, les basta con educarlos con los prejuicios, normas y ejemplos que les viene en gana como si estuvieran jugando a las muñecas.

Hay varios tipos de familia intransigente:
La familia "perfecta": solo se ocupa de que el hijo acate sus reglas, de las cuales piensan que son absolutamente perfectas para convertir a su hijo en la persona que ellos quieren que sea en lugar de querer a la persona que es. Si no, un castigo y se lavan las manos. A eso llaman educar.

La familia atemporal: para empezar, esta familia no deja andar al niño para que no se caiga y luego el niño se hace mayor y no tiene ni idea de la vida, porque siempre se lo han dado todo hecho, y, si el se arriesga, es posible que pierda. Nadie le dijo que si se arriesga también es posible que gane, ya que los papás no quieren que se arriesguen. Estos padres parecen desear que sus niños sean niños siempre y para siempre.

En consecuencia hay varios tipor de niños:
Los niños rebeldes: pueden darse en todo tipo de familia intransigente. Son aquellas personas con carácter, que finalmente se hartan de estar atados. Se caracterizan por romper las reglas continuamente y mostrar indiferencia ante las consecuencias de estos actos. Estos niños ven injusto el trato recibido y deciden imponerse ante las reglas. Como son inmaduros, no siempre hacen lo que deberían.

Los niños tolerantes: aceptan y acatan las normas de sus padres, bien por temor, bien porque éstos han conseguido aplastar su verdadera personalidad, bien por conveniencia, bien porque no conocen otra forma de actuar o simplemente porque han sido convencidos de que este es su camino a seguir. A menudo sienten un vacío existencial o infelicidad y no saben el motivo. Se debe a que su subconsciente se lo dice: no están siendo ni haciendo lo que verdaderamente les gustaría.

En mi opinión no debe ser ni tanto ni tan calvo. Por favor, dejen de proteger a sus hijos de amenazas leves o imaginarias. ¿Acaso no pasaron ustedes por lo mismo y están aquí? Dejen que sean libres. Dejen que superen ellos solos sus propios obstáculos, y de mayores sabrán enfrentarse a la vida.
Si corre y cae, pues que se caiga. Aprenderá a levantarse y aprenderá que es posible tropezarse, de modo que tendrá más cuidado al caminar. Quizá tomando sus propias decisiones y afrontando sus responsabilidades, sean infelices cuando tomen una decisión incorrecta, pero al menos serán libres. De otro modo, ni lo uno ni lo otro.
¿Qué imagen dan los padres con esta educación? Si eran considerados una mezcla de psicólogos, modelos, educadores, amigos y compañeros, se transformarán en dictadores para los niños que vayan creándose conciencia de las cosas.
Si quieren ser tiranos que repriman o machaquen el espíritu de sus hijos, adelante.
Si no, como hija les diré que lo que los adolescentes más valoran es la amistad. Si usted se gana su confianza y puede ser su amigo, tiene ganado a su hijo.
Lejos de lo que muchos creen, esto no es complicado, solo lleva su tiempo. Para empezar, debe dejarle caminar ya desde pequeño y permitir que se aleje cada vez más cuando sea mayor. Más libertad y más responsabilidad, en lugar de darle todo hecho y ponerle usted mismo los límites. Debe ganarse su confianza, así.

Por último, nos queda hablar de un tipo de familia:
La familai moderna: son esos padres que regalan consolas de última generación porque es lo que se lleva, que compran un móvil a su hijo a los nueve años porque ustedes no podrían vivir sin él, que les dan todos los caprichos que piden porque es lo que les hubiera gustado que hicieran con ellos, y que no tienen tiempo para prestarle otra atención que valga más de cincuenta euros. Están convencidos de ser los padres ideales.

Los niños problemáticos: sus padres, son en muchos casos, los "modernos". Hablamos de niñas embarazadas y niños borrachos a los trece años. Jóvenes que quieren ser adultos demasiado pronto sin saber lo que significa esa palabra. Que se meten en líos por querer hacerse los "guays" cuando en realidad, solo dan pena. No siguen las normas, pero a diferencias de los niños rebeldes, estos lo hacen por llamar la atención que no han recibido de sus padres. Si dices blanco, ellos siempre dirán negro, aunque sea desfavorable para ellos.

Por supuesto, cuando aludo a los padres con dar un trato más cercano y libre a sus hijos, no estoy hablando de ser esa clase de "padre", sino de prestarlos atención , pero de una forma distinta a como se ha hecho hasta ahora. Ni con tanta pasividad, libertinaje, indiferencia, capricho ni rigidez.
La atención, la preocupación por sus problemas, el diálogo, el interés y los castigos siguen siendo necesarios; no obstante, en mi opinión, creo que también hay que escuchar, apoyar, y hacerse entender. Que la respuesta no sea un "porque sí" ni un "porque lo digo yo", sino un motivo de verdad, coherente y racional para que el hijo pueda comprender qué se busca con la decisión que han tomado, que puedan discutir razonablemente y llegar a un acuerdo. Que la sinceridad y la comprensión estén siempre por delante, no solo por parte de los padres, también de los hijos, desde luego.

El problema es que ustedes temen que sus hijos crezcan y se distancien de ustedes: que se independicen, se casen, tegan hijos… en definitiva, a llevar una vida que ya no les pertenezca a los tutores. Cambian las estrategias bien limitando su libertad, bien comprándosela o bien haciendo que se la regale por propia voluntad ya que nadie los va a cuidar como mami...

Lo que deben tener ustedes en cuenta es que, si han llevado a cabo correctamente su tarea como padres, no importa lo lejos que caminen sus hijos, siempre volverán.

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