Perdí a una persona que ni siquiera existía y perdí una vida que nunca tuve.
Y a veces pienso que si no le lloro, nunca voy a olvidarle,
nunca voy a borrar las cicatrices de sus labios en mi cuerpo.
A veces, la mayoría de las veces, quiero que nunca pase.
Que se quede ahí para siempre.
Que se convierta en un dolor en el codo,
en algo que me recuerde la vida mil veces que no estaba hecho para mí,
pero que como la herida siempre va a formar parte de mí.

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